Robert Langer, el ingeniero químico que cambió el rumbo de la medicina.
Su trabajo ha beneficiado a más de 2 mil millones de personas con enfermedades como diabetes y cáncer.
A Robert se le conoce como el `el padre de la liberación inteligente de fármacos´ gracias a su investigación en el mundo de los nanomateriales y al desarrollo de novedosos materiales biométricos que controlan la distribución del medicamento en el cuerpo, lo que garantiza el transporte seguro y la administración de las dosis justa para atacar directamente las células malignas, aumentando la eficiencia del tratamiento.
A lo largo de su vida, Bob, pasó por diferentes fases, desde practicar deportes hasta estudiar ingeniería. ¡Hacemos un alto para preguntarte, ¿eres amante de las competencias deportivas? Visita apuestas de futbol seguras en línea!
Gracias a la influencia de su padre, Langer, se interesó en la ciencia y las matemáticas, y desde entonces este ingeniero estadounidense con doctorado en ingeniería química, ha recibido más de 220 grandes reconocimientos incluyendo el Premio Reina Isabel 2015 de ingeniería.
Su sueño de lograr un mayor impacto en las personas lo fue guiando, al punto de rechazar unas 20 ofertas de empresas petroleras y químicas, y hasta llevarlo al Hospital Infantil de Boston, específicamente al laboratorio del cirujano Judah Folkman, donde sentó las bases de su novedoso enfoque para la administración de medicamentos a órganos afectados por enfermedades destructivas. “Yo era el único ingeniero de todo el lugar” recuerda, “allí donde miraba, veía problemas médicos donde poder usar la ingeniería para resolverlos”. Reconoce que ese fue el momento crucial en su carrera.
Su aporte al campo de la medicina ha permitido tratar con éxito varios tipos de cáncer, como el de próstata y cerebro. También es uno de los pioneros en la ingeniería de los tejidos, al lograr la reconstrucción y crecimiento controlado de tejidos y órganos mediante materiales biodegradables.
Según los cálculos de la Fundación Gates, si las personas pudieran mantener sus niveles en sangre de ciertos medicamentos por encima de un umbral específico, podrían tratar enfermedades como la malaria. Las píldoras actuales duran solo un día y las personas no siempre pueden seguir tomándolas, por lo que Langer y su grupo están trabajando en una nueva “píldora” que podría durar cualquier tiempo.
“En líneas similares”, dice, “con las vacunas, las personas no regresan para una segunda o tercera inyección. La Organización Mundial de la Salud descubrió que más de medio millón de bebés mueren de tétanos cada año porque sus madres no regresan para una segunda vacuna contra el tétanos. Así que estamos diseñando una vacuna que administrará una inyección única de cualquier vacuna que contenga muchas inyecciones en una”.
Para ello, su grupo está diseñando pequeños sistemas de microesferas que liberan sus compuestos después de un mes, seis meses y un año después de la primera inyección.
Bajo el pensamiento, “toda persona tiene derecho a decidir en qué momento comenzará a forma una familia” de Bill Gate, Robert planteó la posibilidad de desarrollar un anticonceptivo que apague o encienda voluntariamente. El dispositivo, en forma de chip, tamaño de la yema de un dedo, se implantaría en el cuerpo de la mujer en forma subcutánea y se activaría bajo demanda liberando Levonorgestrel, un inhibidor de la ovulación. Apto para mujeres desde los 16 años, cuando comienzan su edad fértil.
Está catalogado en Google Scholar como uno de los siete individuos más citados en la historia.
Hoy en día Langer supervisa uno de los laboratorios más grandes del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, EEUU), ocupado por 150 químicos, biólogos, médicos, ingenieros y emprendedores en ciernes, además de un promedio entre 30 y 50 estudiantes UROP cada semestre. Conduce investigaciones de vanguardia en los campos de los sistemas de administración de fármacos, biomateriales, nanotecnología, ingeniería de tejidos y medicina regenerativa. Con su investigación, tiene como objetivo abordar los principales desafíos globales de bienestar de nuestra era y aconseja a los investigadores más jóvenes que se acerquen a su campo para que hagan lo mismo: “Trabaje en grandes ideas, ideas que cambien el mundo”.
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